miércoles, abril 16, 2008

Elemental querido Watson

-¿Puedes llevarle tú las llaves? -me dice Jan. No me siento muy bien. No se, voy a tumbarme un rato a ver...
- ¿Y cómo es el tío ese? No le he visto nunca.
- Bah! Hemos quedado en el banco frente a la puerta del local. Es un tío gordo, medio calvo y pantalones sucios. No tiene pérdida.

Son las ocho y cuarto pero todavía hay luz. "No-tiene-pérdida" espera en el banco. Un gran hombre con perilla espontanea y luz de tarde. Espera sentado bien. Sentado tan bien que la sonrisa se ha puesto cómoda y el medio pelo se ha repartido con gusto por el espacio. Sin apelujarse aquí o allá. Pantalones azul mahón y camiseta de manga casi corta que, más que estar, son sucios. Esa suciedad alegre tan bien sentada.

- Aupa! Vengo por lo de las llaves. Las encontró Jan tiradas en la puerta de nuestro local.
- Ahh!, tú también estás con esa banda.... os suelo escuchar mientras trabajo.
- Ya.... mira, te paso las llaves....
- Menos mal que las habéis encontrado. Los pitos deben andar locos sin que los visite.
- ¿Los pitos?
- Jajaja! Si, les digo pitos a los pájaros. En plan cariñoso, ya sabes. No se que harían sin mi. Y no se que sería de mi sin ellos.

Me ha visto la cara. Y el casi imperceptible pasito atrás. Es mi código para los "no se si me atrevo a preguntar más aunque me encantaría saber de que me hablas".

- Es que soy colombófilo. Bueno, quiero decir que empecé por ahí....-dice sonriendo como un niño con perilla. Y no tiene que ver nada con el detective ese de la tele -se carcajea contorsionista. Imagíname a mi pasando desapercibido con gabardina de cuellos subidos y un ojo casiguiñado.
- Luego dejé las palomas y ahora soy más canaricultor. Crío canarios. Canarios de concurso. Hace poco saqué medalla de oro española en la categoría "Color Topacios Amarillo"-
mientras se levanta orgulloso y me empuja gentilmente hasta la puerta de su local.

Dentro hay cientos de canarios de todas las clases y colores en jaulas y voladeros. Repasa detalladamente cada nombre, cada clase, explica cada matiz de color en los listados de la alas de este o aquél. Me dice que pasa muchas horas cada día limpiando jaulas, cruzando razas, tratando de que canarias nodrizas empollen huevos de otros.

Sonríe extrañado cuando le digo que me gusta mucho ir al monte a ver pájaros pero que me dan pena los pájaros enjaulados. - Vamos, que eres un poco friki ¿no?, apunta divertido. Se cachondea cuando le cuento que fue una tarde, en el monte, viendo pájaros y colores, cuando me detectaron un leve daltonismo para ciertas gamas. Pasamos así la tarde. Conversando entre "rubinos mosaicos", "inos blancos", y "opales blancos y amarillos", aunque a algunos yo no los vea.

Y no duda cuando le pregunto por qué pasa tantas horas cuidando canarios enjaulados:

- Pues porque estoy enganchado a la belleza